Bruxismo: el “rechinar” de los dientes
El bruxismo es un hábito nocivo, inconsciente, involuntario… y común. Se calcula que el 30% de la población puede llegar a sufrirlo en algún momento de su vida (el 12% mientras duerme). Consiste en apretar, desplazar hacia los lados y/o rechinar los dientes, lo que, a largo plazo, los acaba desgastando. Puede suceder durante el día o mientras dormimos, pero en cualquier caso es difícil de controlar porque la persona no es consciente de que lo está haciendo.
¿Qué lo produce?
No existe una única causa, y aún hoy hay algunos casos en los que ni para los especialistas queda claro dónde está el origen del problema; pero sí se han concretado algunos factores de riesgo que posibilitan su aparición: la genética tiene mucho que ver y tener los dientes mal alineados, problemas de maloclusión o que falten piezas dentales también propicia sufrir bruxismo. Aunque el factor más fácil de prevenir y de identificar es sufrir problemas de ansiedad y estrés.
Síntomas de alerta
Como las causas que nos llevan al bruxismo son múltiples, los síntomas que deben alertarnos de si estamos sufriendo este problema también son variados. Entre ellos podemos encontrar:
- Sufrir dolores de cabeza, de oído o de garganta al tragar.
- Sentir malestar en la musculatura del cuello y los hombros.
- Mostrar dificultad para abrir completamente la boca.
- Padecer insomnio.
- Que nuestros dientes se muestren sensibles a alimentos fríos o calientes.
¿Tiene solución?
Una vez que el especialista diagnostica el bruxismo, la primera medida debe ser intentar rebajar el nivel de estrés y ansiedad de nuestras vidas, si el origen del problema es ese. En algunos casos, el tratamiento de esos síntomas necesitará la intervención de un psicólogo que proporcione técnicas de relajación efectiva. También es muy útil y está en auge el tratamiento con un fisioterapeuta.
La segunda medida, y en esta sí nos puede ayudar el odontólogo, es proteger nuestras piezas dentales y la musculatura de nuestra boca. Para ello es muy útil usar una férula de descarga nocturna hecha especialmente para nosotros. Estas férulas evitan que los dientes entren en contacto entre ellos y así se palían los síntomas físicos del bruxismo. Sólo un odontólogo puede prescribir el uso de estas férulas, supervisar su diseño y ajustarlas a nuestra boca periódicamente.
¿Cómo es una férula de descarga?
Las férulas de descarga están hechas con un material acrílico auto o termopolimerizable duro. No se realizan con materiales suaves, como por ejemplo resinas blandas, porque este tipo de materiales nos incitan a morderlos mientras dormimos (como el chupete de los niños) y lo que deseamos es el efecto contrario.
Las férulas de descarga son personalizadas. Se fabrican teniendo en cuenta la dentadura de cada persona. Para ello el dentista toma medidas de la boca, se hace un molde de la mordida y se crea otro en el laboratorio en el que se desarrolla la férula. El objetivo es que la misma proteja los dientes, pero sin presionarlos ni a ellos ni a los tejidos blandos de la boca.
Una vez que se tiene la férula hay que realizar una serie de revisiones periódicas (mensuales, trimestrales o semestrales, según el caso) para vigilar que sigue cumpliendo su función.