Chupete y mordida abierta en bebés
La mordida abierta es una maloclusión dental en la que los dientes de la parte delantera se encuentran desviados de su posición. Es habitual en niños, en especial en aquellos que tienen el mal hábito de chuparse el dedo.
Los chupetes son un buen método para calmar y brindar consuelo a los bebés. Además, pueden ayudar a reducir la incidencia del síndrome de muerte súbita del lactante.
Sin embargo, los chupetes pueden dañar el crecimiento y desarrollo de la cavidad oral y de los dientes. El uso prolongado del mismo puede provocar cambios en la forma del paladar, impedir el crecimiento adecuado de la boca y crear problemas con la mordida y la alineación de los dientes.
Por eso, los padres deben ser conscientes de las posibles complicaciones que puede causar su uso prolongado.
Mordida abierta, ¿en qué edad suele producirse?
Una mordida abierta es un tipo de maloclusión que consiste en la inexistente superposición vertical que impide el contacto entre los incisivos anteriores superiores e inferiores. En otras palabras, los dientes delanteros se desvían de su posición impidiendo que la boca se cierre correctamente.
La mordida abierta puede ocurrir como resultado de varias razones diferentes. Algunos de estos motivos son:
- Herencia genética. Se puede heredar, lo que conduce a una mordida esquelética abierta.
- Hábitos perjudiciales. Algunos hábitos que pueden provocar esto son la interposición de la lengua, chuparse el pulgar o el uso del chupete a largo plazo.
- Gran tamaño de la lengua o una vía aérea obstruida. En algunos casos, la mordida abierta no tiene que ver con malos hábitos sino con las condiciones de nacimiento del niño.
Por tanto, las edades en las suele aparecer la mordida abierta son en las de la etapa de la infancia.
Relación entre chupete, mordedor y mordida abierta
Como ya se ha dicho, una de las principales complicaciones a nivel dental es la que deriva en la aparición de mordida abierta, ya que los dientes frontales superiores e inferiores no se juntan, lo que dificulta tanto la masticación como la fonación. Los chupetes también pueden causar el desarrollo de un paladar estrecho y, a veces, una mordida cruzada posterior. Todas estas condiciones se pueden abordar y tratar con la ortodoncia interceptiva.
Para evitar tales problemas, el uso del chupete debe suspenderse entre los 18 meses y los dos años de edad, como un objeto de uso habitual. Los estudios han demostrado que cuando cesa el hábito de succionar antes de la erupción de los dientes permanentes, la mordida abierta se autocorrige, Por tanto, cuanto antes se detenga el hábito mejor será el resultado, necesitando menos tratamiento.
Si como padre o madre estás considerando prohibir el chupete para evitar esta situación por completo, es importante recalcar que su uso limitado por parte de un niño pequeño puede ser una buena alternativa a chuparse el dedo, hábito que es todavía más perjudicial a nivel dental. El uso esporádico de chupetes a corto plazo es mejor que el uso constante.
¿Qué consecuencias bucodentales puede traer?
El uso de chupetes también provoca el desarrollo de mordida cruzada posterior. Una mordida cruzada posterior se define como una relación bucolingual anormal entre molares, premolares o ambos, opuestos o antagonistas.
Esto se produce cuando el chupete fuerza la lengua contra el suelo de la boca, provocando una presión hacia afuera del arco dentario inferior. Al mismo tiempo, el arco dentario superior pierde el apoyo de la lengua, provocando que la presión de las mejillas empuje el arco dentario superior hacia adentro.
En algunos casos, la modificación del comportamiento puede tener éxito en la eliminación de estos hábitos.
La terapia conductual puede ser exitosa, especialmente cuando el niño se encuentra todavía con sus dientes temporales en la edad preadolescente. Cuando se modifican los hábitos en este momento, a menudo puede conducir a la autocorrección de esa mordida abierta. A veces, la presencia de una deglución similar a la de un bebé que continúa hasta la primera infancia, denominada deglución atípica, también puede provocar una mordida abierta anterior.
El control de estos hábitos mediante el uso de aparatos ortodóncicos como una rejilla lingual es una buena medida, sobre todo en casos donde la modificación del comportamiento no evita el hábito.